La mejor amiga de mi hermana/El hermano de mi mejor amiga [Narusaku] [+16] [C] (11/6/09) Cuarto Capítulo

Desde las alturas contemplo el paisaje… los campos cubiertos por un color conocido a estas alturas del año, normal dado que estábamos en primavera a punto de entrar en verano, y a esta época lo único que se veía eran flores, buen tiempo y sobre todo amor. El avión cada vez descendía un poco más y se podían apreciar los pueblos que deje atrás años antes; seguían igual, con ese aire de alegría y sinceridad que recordaba pero tenían… no sé, algo distinto; nunca pensé que pusiese decir esto. En mi rostro se forma una sonrisa melancólica. “¿De verdad había pasado tanto tiempo desde que me fui?”, esa idea rondó por mi cabeza todo el viaje hasta que llegamos al aeropuerto.


Me bajé y recogí mis maletas, al hacer eso noté como dos chicas murmuraban algo a mis espaldas. Me giré extrañado y me sonrieron coquetamente, hice una mueca. Siempre pasaba esto, más de una chica se quedaba estampada contra una farola al mirarme. ¿Tan “atractivo” soy?, porque yo me considero una persona normal. Ahora os preguntaréis el porqué mi novia no me defiende de las fans girls, la respuesta es muy fácil, no tengo novia. Es una tontería no tener novia cuando todas las chicas de tu alrededor se mueren por ti; pero quiero esperar a la verdadera, a la que ame de verdad y hasta ahora no ha habido ninguna, la razón por la que nunca he tenido novia y ni siquiera di mi primer beso. Ya, ya lo sé, soy más que estúpido.


Aunque según mi madre es normal, ¿A qué chica no le gustaría un rubio de ojos azules?, que encima va al gimnasio, tiene marcas características en las mejillas y es simpático. Eso es lo que dice mi madre, pero es mi madre. En realidad me considero un joven de 19 años y medio, que es hiperactivo, tonto y además ingenuo; eso lo digo yo y lo dice mi “querida” hermana. Ella también es rubia y de ojos azules, los dos salimos a mi padre, y mi madre es pelirroja de ojos verdes. Antes que azules, prefiero los ojos verdes, no sé el porqué pero es así. Igual mi media naranja tiene los ojos verdes, los ojos como esmeraldas… me encantarían.


Dejando atrás mis pensamientos y me dirigí a pedir un taxi. El hombre que lo conducía paró y yo me subí. Así se inició la primera conversación que tuve en la cuidad.


-Buenos días, muchacho- me dijo el conductor con una sonrisa que logré apreciar por el espejo retrovisor.

-Buenos días- le saludé yo con otra sonrisa a la vez que dejaba mis pertenencias a mi lado.

-Antes de todo el carné por favor- dijo alargando la mano hacia atrás.

-El carné sí, ahora mismo- dije empezando a rebuscar en mi maleta- acá lo tiene.

-Gracias…- ojeó el carné- Uzumaki-san- me volvió a sonreír y se puso a mirar ya con más detenimiento el papel plastificado que sostenían sus manos- bien, ¿A dónde le llevo?

-A la calle… Tsuki, por favor- le dije.

-Perfecto- encendió el coche y empezamos a desplazarnos por las calles de la ciudad- Si no es mucha indiscreción… ¿Qué le trae por Konoha?, parece que no es de aquí.

-Sí lo soy, nací aquí pero me fui a Tokio de viaje- le respondí.

-¿Tokio?, algo grande para haberse criado en una cuidad un tanto pequeña como esta- me dijo riendo por lo bajo.

-Puede ser, quería probar otro aire, allí es todo tan… ajetreado.

-Es lo que tienen las grandes ciudades, enseguida te cansas- rió el hombre.

-Sí es verdad, ahora se supone que vine para relajarme, aunque creo que no me será tan fácil- hice una mueca de resignación cómica.

-Esta juventud de ahora… ¡Nunca tiene tiempo de relajación!- gritó y se rió escandalosamente.

-Eso no se lo voy a negar- me reí yo también.

-Bueno jovencito, parece que ya llegamos, ¿Dónde te dejo?- preguntó ya sin reírse.

-Aquí mismo- le dije mientras cogía mis cosas y sacaba la cartera- ¿Cuánto le debo?

-1500 yenes- decía mientras cogía la cantidad que le ofrecía- Muchas gracias, ha sido un placer el viaje, Uzumaki-san.

- Lo mismo digo…- paré de hablar y le miré.

-Me llamo Fujiwara Souta- respondió el hombre entendiendo la pausa que protagonicé.

-Entonces, lo mismo digo Fujiwara-san- dije y acto seguido salí del coche.


Empecé a andar fijándome en lo que había cambiado todo desde que me fui hace casi 5 años a vivir con mi tío. Ahora cerca de mi casa había una especie de pequeño parque, con bancos y una fuente. Llegué hasta la casa con el número 7 y llamé al timbré. Esperé y esperé, y nadie respondía. Un poco molesto porque cierta persona sabía que venía y aún no me abría, fui a llamar la segunda vez pero una voz chillona sonó desde el otro lado de la superficie de madera.


-¡Voy!- gritó la otra voz, que era de una mujer un año más pequeña que yo.

-“Siempre igual, no ha cambiado nada en estos años…”- me dije a mí mismo -“Ahora tendré que aguantar sus bromas todos los santos días… ¿Porqué papá y mamá me torturan así?”- pensé mientras veía que la puerta se abría dejando ver a…

-“Siempre igual, no ha cambiado nada en estos años…"- me dije a mí mismo - ”Ahora tendré que aguantar sus bromas todos los santos días… ¿Porqué papá y mamá me torturan así?”- pensé mientras veía que la puerta se abría dejando ver una cabellera rubia.


-¿Naruto?- preguntó asombrada al verme- ¿Naruto eres tú?

-No, Ino, soy la pared de tu habitación- le contesté con sarcasmo, algunas veces es demasiado tonta.

-¡¡Naruto!!- saltó a abrazarme, aunque sea tonta, es mi hermana pequeña y la adoro.

-Ino- la abracé muy fuerte- te eché de menos, loca.


Se separó y me miró traviesamente como cuando éramos niños.


-Y yo también estúpido, ¿sabes lo difícil que me ha resultado todo este tiempo levantarme por la mañana y no joder a nadie?- dijo haciendo una mueca de perrito abandonado.

-Que linda eres a veces, Ino- dije fulminándola con la mirada.

-Sí, sí claro, hermanito querido…- me observó con cautela- y dime… ¿Sigo sin tener cuñada?

-¿Qué tonterías dices?- si las miradas matasen, Ino ya estaría muerta dos veces.

-¿Yo? ¿Tonterías?- se coló por el espacio entre la puerta y mi cuerpo, y salió afuera de la casa- lo sabía- afirmó mirando hacia todos los lados- a ti te parecen tonterías pero, a mí me parece que deberías ir consiguiéndote una novia, Naruto… no puedes seguir así; con todas detrás de ti y tú sin elegir a ninguna.

-Ino ya te lo dije… espero a la adecuada- dije volteándome hacia ella- ¿Y tú qué?, ¿Ya tengo yo un cuñado?- le pregunté con sarcasmo.


Ella abrió los ojos de sorpresa y al instante se sonrojó.


-Eh… pues de momento no- dijo poniéndose más roja- estamos iguales hermanito.

-Lo suponía…- dije moviendo la cabeza hacia los lados resignado- pero, ¿a qué no has perdido el tiempo?- pregunté con una pícara sonrisa.

-¡Naruto!, eso a ti no te importa…- contestó sonrojada y enfadada- y si lo quieres saber, no, no he perdido el tiempo…


Formé una sonrisa aún más ancha y burlona.


-Lo sabía, mi pequeña hermana se hizo mayor- dije burlándome.


Ino cambió su rostro sonrojado por uno enfadado.


-Cállate estúpido, mejor que ser un lento- me dijo enojada y entró en casa, llevándome por medio.

-Vale, vale tranquila- intenté tranquilizarla medio riéndome.

-Hmp…- bufó mientras giraba la cabeza en tono de enfado.

-Ya en serio Ino, lo dije de broma- puse cara inocente.


Se giró y me miró a los ojos.


-Vale...- se resignó.

-Dejaré esto arriba, y ahora bajo y hablamos- dije cogiendo mis maletas y subiendo las escaleras.

-Está bien- oí decir a Ino mientras entraba a la cocina y a la vez yo ya llegaba al segundo piso.


Mi casa seguía casi igual que como la recordaba, había nuevos cuadros y fotos en las paredes, pero por lo demás seguía igual. Eché un vistazo a la habitación de Ino, las paredes eran violeta claro y los muebles de un tono más oscuro. “Nunca cambiará”- pensé. Abrí la puerta de mi habitación y aspiré el aroma a limpio. Dejé mis cosas encima de la cama y miré por la ventana. Los recuerdos de cuando entré por primera vez aquí me llegaron como un flechazo, tanto había pasado en verdad; mis dudas fueron confirmadas y formé la misma sonrisa que de camino aquí.


Me puse a ordenar mi ropa y las pertenencias de mi maleta, pensando en la conversación que me aguardaba ahora con mi hermana. Le preguntaría qué tal le van las clases, sus amigos y si se las apaña bien sola. Nuestros padres están de viaje a conocer América y a mí me dejaron a cargo de mi tío Jiraiya hace casi 5 años cuando nos mudamos. La razón por la que me fui a vivir con Jiraiya es que no me gustaba estar aquí, esta ciudad era muy pequeña para mis expectativas, nada más mudarnos les pedí a mis padres que me dejaran irme a Tokio con él; me costó bastante convencerles, porque un padre en su sano juicio no dejaría a su hijo de 15 años de edad con su tío a vivir. El caso es que Ino se quedó sola a vivir no hace mucho tiempo y eso que tiene 17 años, hará los 18 el 23 de septiembre. Va a la Secundaria Avanzada de Konoha o como lo llaman aquí Konoha Gakuen Den S.A. y tengo curiosidad por saber si se adaptó bien desde que nos mudamos.


Cuando terminé de ordenar todo bajé las escaleras rápidamente y entré a la cocina como una bala.


-Naruto, siempre eres así de hiperactivo… ¿nunca vas a cambiar?- dijo con burla Ino.


La miro y está sentada en una silla de la cocina, con una taza de té caliente en la mano.


-Ejem…- alcé una ceja en señal de que quería algo.


Ino hace un movimiento con la cabeza en dirección a la encimera de la cocina.


-Ahí lo tienes, ¿no habrás creído que me había olvidado de ti no?- dijo con una sonrisa.

-La verdad es que… si lo había creído- dije a la vez que me rascaba la nuca con gesto nervioso.


Ino sólo sonrió y bajó la vista a su té, mientras yo cogía el vaso caliente y me sentaba en una silla enfrente de ella.


-Ha pasado mucho tiempo…- empezó hablando con la mirada fija en la bebida.

-Sí, ¿qué tal has estado?- pregunté pegando un sorbo al delicioso líquido.

-Muy bien, ¿por qué lo preguntas?- me lanzó una mirada.


La observé, estaba muy pensativa; con los codos apoyados en la mesa, y con sus manos juntas en frente de la cara cogiendo el té.


-Simple curiosidad Ino- le contesté cautelosamente, algo me ocultaba y yo quería preguntárselo.

-Dispara- me dijo de repente, a la vez que cerraba los ojos.

-Me has pillado… hermana, ¿de verdad te las arreglas bien aquí tú sola?- le dije a la vez que notaba como alzaba la cabeza.

-Claro que sí Naruto, estoy perfectamente- me dijo con una sonrisa.


Pegué otro sorbo a mi bebida y entrecerré los ojos cuidadosamente hacia su dirección.


-Ajá, y ya me imagino el porqué.

-¿Qué insinúas?- dijo molesta dejando el té en la mesa.

-¿Yo?, nada- dejé mi té también sobre la mesa- te lo pasarás muy bien, ¿no?


La miré por unos instantes, tenía la cabeza baja y se notaba la presión que proporcionaba a sus puños.


-¿Ino…?


De repente pegó un golpe a la mesa que tembló e hizo que las bebidas se derramasen.


-¡Imbécil!, ¡¿cómo se te pasa por la cabeza que yo soy tan…?!- le tapé la boca al entender que iba a decir.

-Hermanita… esas cosas no se dicen- bromeé intentando calmarla.

-¡A la mierda!- me apartó la mano- Naruto, yo no traigo a cualquiera a casa, ¿entiendes?- dijo molesta- ya soy mayorcita pero no por eso me acuesto con la gente así porque sí.

-Sólo quiero lo mejor para ti, eres mi hermana, sabes que no quiero que te cases con alguien que te hará daño- dije mirándola, yo estaba haciendo esto adrede, sabe cómo tiene que actuar cuando me comporto como mi madre. Ella antes de venir me dijo que la cuidase y que recuerde lo que tiene que hacer y lo que no.


Ella me miró más calmada y su expresión se tornó de broma.


-¿Casarme?, ¿estás tonto o te lo haces?- dijo riéndose.

-¿Por qué todos tenéis la manía de llamarme tonto?- pregunté.

-¿Por qué tienes complejo de madre?- preguntó riéndose.


Me reí yo también.


-Anda y trae un trapo para limpiar esto, señora buen humor- bromeé mientras señalaba el lago de té formado en nuestra mesa.

-Lo siento, me descontrolé- dijo yendo al mueble donde guardaba los objetos de la limpieza.

-No si ya se ve, tenemos una prueba muy grande de tu perfecto humor- dije mientras la copiaba e iba yo también a por otro trapo.

-Sakura siempre me dice que me controle…- murmuró muy bajo para ella misma mientras limpiaba la mesa.


¿Sakura? ¿Quién es Sakura? Mi corazón latió muy fuerte al escuchar esa nombre, y no sé porqué, yo no conozco a nadie que se llame Sakura; aunque… es un bonito nombre…


-¿Naruto?- dijo Ino mirándome.

-¿Eh?... si dime- dije saliendo de mis ensoñaciones.


Mi hermana entrecerró los ojos y me preguntó directamente.


-¿En qué o quién pensabas?- dijo con una sonrisilla burlona.

-En nadie- contesté rápido y nerviosamente.

-Ya claro… y yo me lo creo- dijo alzando una ceja y poniendo sus dos manos en la cintura.


La miré y me di cuenta de que no podía ocultarle mi curiosidad. “Está bien… se lo preguntaré y saldré de dudas”.


-Ino…- llamé suavemente- ¿Quién es Sakura?

-Ino…- llamé suavemente - ¿Quién es Sakura?


Cambió su postura de curiosidad por una de confusión.


-¿Sakura? ¿Por qué te interesa?- me preguntó mi hermana.

-Simplemente curiosidad…- dije tratando de ocultar lo que me había pasado segundos antes.

-Ya claro, a otra con ese cuento…- dijo Ino mirándome- bueno te diré quien es…


La escuché atentamente.


-Ella es… mi mejor amiga desde que me mudé, me ayuda en todo y es muy simpática; aunque tiene mucho temperamento y mal genio- paró y dirigió su mirada hacia mí- la verdad no sé para qué te interesa eso.

-Quería ver con qué amigas te juntas- mentí.

-Hmm…- me analizó- sé que no es cierto eso pero bueno te dejaré en paz… de momento- rió malévolamente y salió de la cocina.


Yo me quedé parado, con la mirada en un punto inexistente y dándole vueltas a lo que dijo Ino. ¿Qué me pasaba con la supuesta Sakura? ¿Por qué latió así mi corazón? No me había pasado nunca. Decidí salir a dar un paseo por la cuidad antes de que tuviese la necesidad de decirle a mi hermana que me presentara a su amiga. Subí las escaleras y vi a Ino en apoyada en el marco de mi habitación, mirando dentro con aire melancólico.


-Ino, ¿qué haces?- la pregunté poniéndome a su lado.


Ella se giró y me observó.


-No, nada, no te preocupes Naruto- contestó ella- ¿querías algo?

-Sí, ¿no te importa que vaya a dar una vuelta y así voy reconociendo el terreno?- la dije animadamente.


Ella sonrió y se dio la vuelta bajando por las escaleras.


-Claro que no me importa, pero compra pizza congelada para esta noche- la escuché mientras bajaba- ¡Nos toca sesión de cine!


Sonreí, Ino nunca pero nunca cambiará. Cogí lo que necesitaba y salí de casa. Dando un paseo por los alrededores descubrí que en realidad si había cambiado la ciudad. Ahora tenía más tiendas y se notaba más gente circulando tanto por carretera como por la acera. Y los edificios habían crecido mucho más de lo que imaginé, vi unos cuantos de 10 pisos. Llegué al supermercado y entré tranquilamente, buscando el estante de los congelados. Lo divisé de lejos y avanzando sucumbido por mis pensamientos, casi me llevé por delante a una señora con su carro. Cogí dos de esas pizzas congeladas y me dispuse a pagar. Cuando ya poseía legalmente el alimento salí del establecimiento a la calle que, como dije anteriormente, estaba atestada de gente. Me encontraba paseando al lado de un parque cuando vi algo que hizo que me quedase embobado.


Su perfecta figura se movía grácilmente por la calle y su pelo corto danzaba al compás del poco viento que había. Me quedé sumamente hipnotizado ante tanta belleza; ella poseía unos ojos verdes como esmeraldas que si te miraban parecía que te quedabas atrapado dentro, además su pelo, color rosa, hacía una perfecta combinación con ellos. Más de un hombre se quedaba mirándola atontado con los suaves movimientos que producían sus piernas al andar. Oh dios. "¡Reacciona Naruto!" Me decía a mí mismo, y ¿que conseguía?, que mis pies cada vez se pusiesen más inquietos intentando dar un paso hacia ella y abrazarla contra mí. Lo peor, o mejor ya no sé como lo clasificaría, fue cuando el ángel más hermoso de la Tierra pasó al lado de mi paralizado cuerpo y yo… lo único que hice fue oler su dulce aroma a cerezas y rosas. Esa fragancia me embotó hasta tal punto que de no ser porque el ruido de un claxon de un coche me despertó del trance, ahora mismo la hubiese seguido como un esclavo ante su ser. Por fin pude apreciar las demás cosas y me di cuenta de que el pitido de antes llevó a un accidente. Ya estaban llamando a la ambulancia y a la policía, así que me giré para intentar volver a ver a musa que desde ahora reinará en mis pensamientos. Y cuando lo hice descubrí esos ojos verdes mirándome. Así entramos en un concurso de miradas, azul contra verde. Ambos estábamos embobados, bueno, por lo menos yo sí lo estaba; ella puede que sólo sintiese curiosidad por la forma tan rara de cómo me atonté. Después de unos segundos, se dio la vuelta y pude apreciar como la tersa y suave piel de sus mejillas cambiaba a un color rosado leve, casi no se notaba pero cualquier cambio en su cuerpo yo lo notaría rápidamente. Empezó a andar como si bailase con el aire y me dieron unas insufribles ganas de seguirla a donde fuese, con tal de ver sus labios formar una sonrisa, ¡Dios!, daría hasta la última gota de mi sangre por ver esa sonrisa.


Después de recuperarme de su embrujo anduve en dirección a mi casa. Entré e Ino fue a saludarme en cuanto crucé la puerta.


-Naruto, ¿qué tal? ¿Te gustó la cuidad?- me preguntó alegremente.

-Sí, me gustó… demasiado- contesté entrando a la cocina y dejando las bolsas en la encimera, la verdad no sé cómo no las perdí por el camino con lo embotado que estaba.


Ino me siguió y se puso delante de mí.


-¿Ah, sí?- preguntó alzando una ceja.

-Sí, de verás me gustó- contesté un poco nervioso.

-Está bien…- dijo- por cierto, una cosa, ha llamado Hinata y ha preguntado por ti, ¿te acuerdas de ella?

- Pues no, la verdad, no sé quién es.

-Es una amiga mía, pelo azul, ojos blancos, cuando nos mudamos te tocó con su primo Neji en clase antes de irte con el tío Jiraiya, ella y su primo son de la familia Hyuuga- describió.

-Sigo sin acordarme…- dije intentando hacer memoria, pero es muy difícil cuando tus pensamientos los ocupa cierta pelirrosa.

-Eres más tonto- dijo Ino acercándose a la mesa y cogiendo su móvil violeta para después empezar a buscar algo- mira, es esta- me acercó el móvil para que pudiese apreciar una foto.

-Ah… así que esta- dije mirando la foto- bueno pues vale, tampoco me importa mucho quien sea, no la conozco- le dije quitándole el móvil y empezando a mirar las fotos que contenía.

-Naruto, ¿Qué haces?- dijo mi hermana.

-Mirando las fotos, casi todas son tuyas, ¿es que sólo existes tú en el mundo o qué?- bromeé.

-Cotilla…- susurró.


Una foto me hizo que me parase y que mi corazón comenzase una carrera en mi pecho. Era ella, mi ángel, mi musa, mi luz, estaba sonriendo junto con Ino y otras chicas. Estaba radiantemente hermosa, y su sonrisa era incluso mejor de lo que imaginé. Mi hermana me movió el hombro reclamando su móvil, que ahora yacía en mis manos otra vez paralizadas.


-Naruto tonto, dame el móvil- dijo, pero cuando vio que tenía cara de imbécil paró y me miró confusamente- Naruto… ¿Qué te pasa?

-E-ella…- susurré tartamudeando.

-¿Qué?- dijo Ino que al parecer no me escuchó.


Iba a preguntarme otra cosa pero llamaron a la puerta y se giró saliendo de la cocina dirección a la entrada, dejándome con cara de estúpido mirando a la diosa de mis pensamientos.

[Dos semanas antes]

El cielo está encapotado ocultando los tan deseados rayos de Sol, una espesa y casi invisible niebla se alza por las montañas a los lejos, los edificios muestran un color gris inexistente… las personas se juntan por acumulaciones en las calles, haciendo sus últimas compras del día. La noche llega y con ella, cae una gota cristalina y fría en mi mejilla…, las luces de los vehículos en la noche hacen que los establecimientos cierren sus puertas a la clientela y se enciendan mas luces en los edificios. Las calles, hasta hace un momento abarrotadas, ahora desiertas con un misterio infinito y con ese fulgor habitual a esta hora. El cielo empieza a desprender lluvia de una forma delicada y las calles empiezan a brillar a causa del agua.


Vuelvo a dentro de mi casa, observando por la ventana la naturaleza que produce la inmensidad de la ciudad. Miro mi habitación, solitaria y fría… sin calidez humana… triste…


Despierto lentamente, la confortable luz de la mañana entra por mis párpados cansados; sábado… hoy es sábado. Un día para descansar e ir a dar un paseo… aunque igual como la anterior noche está lloviendo. Vistiéndome cómodamente y ordenando aquella parte de la casa que se considera mi espacio personal, bajo a la cocina para desayunar un poco. Mi madre está limpiando el salón alegremente y tarareando una canción. La saludo y cojo una manzana del cesto de fruta y mirando, curiosamente, por la ventana descubro que, a pesar de que mis pensamientos hayan imaginado, no está lloviendo y la ciudad tiene un aspecto muy confortable y hermoso.


Salgo indiferentemente de la casa y ando con paso sedante… de repente mi móvil suena. “Ino” pensé antes de leer quién era.


-Halo…-dije contestando.

-¡¡Saku!!- gritó una escandalosa voz al otro lado de la línea.

-Ino… ¿Qué quieres?- le pregunté distraídamente.


Se produjo un silencio…


-Saku… otra vez…- dijo tristemente.

-¿Otra vez qué?- la interrogo.

-Otra vez… estás triste… Saku, últimamente sólo ves lo malo de la vida- me dijo con voz serena la rubia- se feliz…

-Soy feliz- le dije remarcando el “soy”- bueno… ¿Qué querías?

-Ah sí… quería invitarte a tomar algo, ¿Vienes al lugar de siempre?- preguntó entusiasmada.


Lo pensé por unos segundos… por una parte estaría bien, pero por otra no. Me debatí en mi fuero interno y al final le dije un “Sí, ahora voy”.


-Bien te espero- dijo la otra voz con un tono de alegría.

-Ajá…- contesté y colgué.


Me puse andar dirección centro de la ciudad, allí hay un modesta cafetería donde solemos reunirnos el grupo de amigas. Es de decoración sencilla y la dueña es muy amable. El sitio es muy agradable y mucho mejor que los establecimientos a los que se suponen que van las personas de 18 años.


Entré por la puerta y, sentada a lo lejos, vi una cabellera rubia. Me encaminé con paso tranquilo saludando a la dueña del local. Ino me esperaba con una sonrisa.


-¡Saku!- dijo alzando las manos parar arriba- ¡Tengo un súper notición!

-¿Eres rubia teñida y te lo acaban de confirmar?- le pregunté alzando una ceja- eso ya lo sabía yo…

-¡No!- gritó- ¡Este pelo es natural! ¡La teñida eres tú, pelirrosa!

-En tus sueños, barbie…- dije mirando por la ventana.

-¡Oh!, venga Saku, que lo que te tengo que contar es muy importante…-dijo acomodándose resignadamente en el asiento.

-Seguro que no es tan importante…

-¡Sí lo es!- dijo enfatizando el “Sí”.

-Veamos pues… dispara- le dije entornando los ojos hacia su dirección.

-¡Mi hermano!, ¡volverá a Konoha!- gritó dando un salto para ponerse en pie.

-Ah… ¿y?- dije con cara de “A mí que más me da”.

-Saku- dijo con carita de perrito volviéndose a sentar- alégrate aunque sea un poquito, ¿sí?

-Hmm…


La verdad es que me importaba poco la llegada de su hermano, por lo que me ha dicho se llevaban mal y no hacían más que pelear, lo que significa que… si pelean tendré que hablar con ella horas hasta que se alegre… y no lo soportaría. Aunque por otra parte… podría, con ayuda de él, idear planes contra Ino para cuando me fastidie… sí… una idea perfecta…


Otra parte importante que me comentó Ino es que, él y yo, nosotros, nos parecemos. Dice que los dos somos el “Sexy Simbol” de nuestras clases respetivas; cuando me lo dije me quedé ¿WTF?, pero bueno... también dijo que nuestros ojos se parecían… eso es una gilipollez porque por lo que tengo entendido son de colores diferentes… ella dice que no es el color, sino su expresión… cuando dijo estas cosas pensé en llamar a un manicomio pero me contuve…


-Nee, Saku, ¿estás en este planeta o te fuiste a Sakulandia?- me preguntó Ino haciéndome sacar de mis pensamientos.

-Estoy acá, acá…- dije indiferentemente.

-Sí… y yo, y yo, no estás sola…- dijo la rubia con aire extraño… parecía sacada de una película de aliens…

-No me jodas, barbie- le dije molesta.

-Ok, ok…- dijo Ino dirigiéndome una sonrisa burlona.


Después de eso nos despedimos y cada una se fue para su casa. Cada quien pensando en sus cosas… ¿o quizás pensamos en la misma?... quién sabe…

El domingo siguiente pasó demasiado rápido… a la mañana siguiente como cualquier lunes normal, tenía que ir a mi odioso colegio; vale… saco buenas notas pero lo odio… Al llegar, como siempre, me encontré a mis cuatro amigas esperándome en la entrada. Alegres como siempre… charlando animadamente… sin preocupaciones… Os haré un resumen de como es cada una.

Empecemos por la de la izquierda… una rubia que tiene el pelo recogido en cuatro coletas y unos ojos verde oscuro muy profundo… Sabaku No Temari. Es la chica dura, siempre lleva encima un pequeño abanico con tres círculos violetas. Ella aunque parezca de hielo sabemos su punto débil… Nara Shikamaru, un chico con el pelo recogido en una coleta y muy analítico. A Temari le gusta él y aunque lo niegue sabemos que es verdad; Ino algunas veces se pone un poco celosa… pero es normal, Shikamaru fue su mejor amigo de la infancia, jugaban de pequeños junto con el hermano de Ino. Bueno… seguiré hablando de Temari… ella siempre nos apoya diciendo que no nos tenemos que dar por vencidas, que luchemos por nuestros sueños… es una gran amiga, aunque cualquiera se enfada con ella…


Otra gran amiga es la que le sigue a la izquierda, Ama Tenten, una morena con el pelo sujetado en dos moños parecidos a los cocos… es muy dulce y se preocupa por sus amigos, pero se entristece muy rápido y la tenemos que consolar muchas veces tras sus intentos fallidos de acercarse al universitario Hyuuga Neji, yo sospecho que a él también la gusta pero es muy tímido y no se atreve. Tenten es deportista y le encantan las armas, de mayor quiere ser especialista en eso.


La siguiente es Hyuuga Hinata, una peliazul de ojos blancos. Es prima de Neji, pero son bastante distintos, Neji es fuerte y no se rinde nunca y Hinata… es todo lo contrario; muy débil y depende mucho de las demás. Aunque es la más tierna del grupo, de mayor quiere ser ama de casa y dedicarse a su familia. Yo eso no lo veo correcto, una mujer en estos tiempos tiene que aspirar a más que eso… pero así es Hinata… El chico que le gusta no sabemos quién es, aunque pregunta muchas veces por el “famoso” hermano de Ino… bah… a mí que más me da; en algo nos parecemos… ella y yo pasamos de los hombres completamente, sé que a ella le gusta alguien pero nunca nos dice ninguna pista, de momento está como yo… sin necesidad de recurrir a nadie para que me consuele después de ser rechazada.


La última es la rubia de pelo largo y liso recogido en una coleta alta, con un flequillo que le tapa parte del ojo. Sí… mi mejor amiga, apodada la Barbie, Ino. Ella es alocada, divertida, muy alegre y sobretodo… una gran amiga. Nos hicimos mejores amigas en cuanto me mudé a Konoha hace 4 años. Según una encuesta realizada por los alumnos del instituto, ella y yo somos las más sexys, ella se siente alagada pero yo paso de esas cosas. Se podría decir que es todo lo contrario a mí… ella es loca, vaga, alegre, apasionada de la moda y chicos… yo soy seria, hiperactiva, enojona, inteligente y los chicos y la moda me dan igual; pero en realidad nos parecemos mucho… las dos necesitamos de la otra para poder soportar todo este gran peso que produce la adolescencia casi madurez…


Me acerqué a ellas con paso lento, dormido. Ino me saludó energéticamente como siempre, Tenten sonrió dulcemente, Temari hizo un gesto con la cabeza a la vez que sonreía confiadamente y Hinata levantó la mano un poco y la movió lentamente en forma de saludo. Yo dije un “Hola” tremendamente mañanero, es decir… cansado y somnoliento; todo lo contrario al flujo de pensamientos que surcaban mi mente, cada uno de ellos con la rapidez que me caracteriza.


-Nee, Saku, ¿cómo estás?- me preguntó Ino alegremente mientras andábamos por los pasillos en dirección a la clase de matemáticas.

-Bien, con ganas de que llegue otra vez el viernes- respondí resignadamente- ¿y tú?

-Aburrida… de veras quiero que llegue ya mi hermano… él se deja joder- dijo riéndose maliciosamente.


Formé una mueca de sonrisa, Ino siempre intentando por todos los medios divertirse. En parte me encantaba estar con ella por eso.


-Wow… ¿vieron eso?- dijo Temari refiriéndose a un cúmulo de gente junto al aula.

-¿Qué estarán haciendo ahí?- murmuró para sí la peliazul.

-Vayamos a ver…- dijo Ino echando a andar mas apresuradamente.

-No, Ino-san… es mejor que…- le previno Hinata, pero Ino ya estaba unos metros más adelante.

-Ya que… mejor ir con Ino- dije haciendo el mismo camino que la rubia.

-¡Oh sí!- gritó Temari- ha ocurrido algo interesante en esta mierda de colegio- terminó de hablar y me siguió.

-Esto… será un problema- intervino Tenten y echó a andar.

-Sí…- dijo Hinata que al final hizo como todas.


Cuando llegamos a la acumulación nos colamos entre la gente y llegamos a la primera fila. Como la mayoría de nosotras sospechábamos, por no decir todas, había una pelea. Un chico pequeño temblaba en el suelo antes un chico más mayor que no pertenecía a la escuela.


-¿Has aprendido la lección estorbo?- dijo el chico mayor.

-Yo… yo… d-disculpe… ya le dije que fue sin q-querer- tartamudeó el pequeño mientras temblaba en el frío suelo.

-Me importa una mierda que fuese sin querer estúpido- mientras le miraba con arrogancia.


De repente observé bien al chico mayor, era de cabello negro y ojos iguales… muy fríos. “No me jodas… ¿Qué narices hace este aquí?” pensé mientras daba un paso hacia delante. Cuando lo di Ino me intentó parar pero le aparté la mano y anduve hasta que me puse en medio de los dos.


-Maldito hipócrita de mierda- solté mirando con rabia al moreno- ¿Quién te crees que eres para tratar así a un pobre niño?

-Sakura…- me dijo el pelinegro mientras formaba una sonrisa- te extrañé.

-Yo a ti no, Sasuke…- dije cerrando los puños con fuerza.

-Estás más guapa…- añadió con una sonrisa y alzando una ceja.

-Y tú estás más gilipollas si eso es posible.

-Tan simpática como siempre...- cerró los ojos en un gesto de resignación.


Le miré con rabia y me giré para ayudar al pequeño niño que ahora tenía un hilo de esperanza en sus ojos.


-Hmp… deja a ese estorbo y ven a hablar conmigo- dijo Sasuke con altanería.

-No me jodas…- le contesté haciéndole un corte de manga, a lo que todos hicieron un “¡Uy!”.

-Ve con la rubia de allí a que te lleve a la enfermería cariño- le dije al pequeño palmeándole la cabeza y señalando a Ino.


El pequeño asintió y se fue a la enfermería junto a Ino y yo me volví a girar, si no fuese por Temari ahora mismo Sasuke tendría mi puño clavado en su asquerosa cara.


-Temari, apártate…- dije con rabia mirando a mi amiga.

-Sakura no… el castigo te lo llevarás tú- dijo intentando tranquilizarme.

-Me da igual… por lo menos le dejaré una marca al niño de papá.

-Déjalo, con la violencia no se arregla nada…- está vez intervino Tenten que se puso al lado de Temari.

-Y lo dice una a la que le gustan las armas…

-Eso es distinto… yo no las quiero para hacer daño a alguien- dijo la morena.

-Da igual…- contesté yo volviendo a mirar a Sasuke con rabia.


De momento todo el mundo dejó sus murmullos y se hizo un silencio… yo sabía que significaba… el profesor…


-¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué hay sangre en el suelo?- preguntó mi tutor Kakashi al ver toda la escena- Haruno-san… ¿ha tenido algo que ver?

-Yo no he sido Kakashi-sensei, fue Uchiha- acusé a Sasuke.

-Claro que no… el mocoso me empujó y yo me defendí- se justificó Sasuke chulamente- además no creo que la junta directiva quiera saber que se le molesta a uno de los hijos del gran accionista, ¿no?

-Eh… no claro que no… pero Uchiha-san, tampoco puedes hacer daño a nadie y menos a un niño pequeño- dijo Kakashi nerviosamente.

-Lo tendré en cuenta… alguna vez- formó una sonrisa chula.

-Está bien, puedes irte, y tú Haruno-san, también…- dijo el sensei que se dio medio vuelta y se marchó.

-Mierda de política hipócrita…- murmuré.

-Anda Saku, vámonos…- me dijo Temari a la vez que me sacaba a la fuerza fuera de allí.


Cuando ya nos encontrábamos dentro de clase empezamos a hablar sobre el tema.


-Me teníais que haber dejado que le rompiese la cara…- dije yo molesta.

-Hubiese sido peor… además Konohamaru está mejor, ya le dejé en la enfermería y dice que podrá regresar a clase en cuanto se le curé el mareo- añadió Ino.

-Es un chulo que se pasea por esta escuela sin ni siquiera ser alumno… yo que creía que después de graduarse no le tendríamos que aguantar más…- suspiró Temari dejándose caer sobre la mesa.

-Sí… algún día le bajaremos los humos…- rió maliciosamente Ino.

-Pensaré un plan perfecto- reí yo también.

-Hasta entonces conformémonos con insultarle cada vez que le veamos- añadió Tenten.

-¡Sí!- dijimos Temari, Ino y yo al unísono.

¡Sábado! Por fin mi querido sábado apareció. Estamos en primavera por lo cual la gente sale los sábados y yo no iba a ser menos.


Me levanté y abrí la ventana para comprobar que mi tan anhelado sueño se hacía realidad. La luz clara empezó a entrar por la ventana dándole una serenidad casi… ¿rara? Ay… ya no sé, lo único que quiero es salir y correr la maratón de Estados Unidos para que me dé el aire. Después de mis rápidos pensamientos me encaminé al baño, me miré al espejo y vi… mi cara. ¿Obvio no? Bueno a lo que iba, mi cara paliducha con aire a catacumba de vampiro. Seh… esa soy yo, la Sexy Simbol del colegio, una chica que de tanto tragarse películas de miedo sufrió una mutación extraña y salió esto. Al decir, mejor dicho pensar, eso apunté con mi dedo índice al espejo. ¿Yo estoy tonta o qué?, cualquiera que me vea apuntar al espejo sin hablar pensará que necesito un psicólogo… y no le voy a contradecir.


Por suerte, en mi baño no vive nadie, así que estoy salvada de ir a un colgado que me enseñe laminitas con machas de color negro y diga: “¿Qué ves en esta lamina?”; joder, ¿no es obvio?, veo una MANCHA. Y… ¡que vivan los pensamientos a primera hora de la mañana!, sólo digo estupideces… aunque es normal… me falta mi Cola-Cao mañanero para despertarme. Hablando de Cola-Cao… tengo hambre.


Terminé de lavarme, con mucho esfuerzo… mental, y fui a mi habitación “serena” a cambiarme de ropa. Me puse… ¿acaso eso le importa a mi mente?, ahora vas y te jodes mente… que no te voy a decir lo que me he puesto. Emmm… ahora sigo hablando conmigo misma, alias “pensar”. Bajé las escaleras corriendo, llevándome por delante un bote de limpieza de mi madre…


Entré a la cocina, muy bonita por cierto, con un par de tostadas encima de la mesa y de beber… ¿a qué no te lo imaginas mente? … empieza por “C”… vale, demasiado fácil, mi querido Cola-Cao. Me senté y al hacer un mínimo ruido con la silla mi madre dice desde el comedor:


- Buenos días- en su voz ya se notaba el ajetreo mañanero de cuidar la casa.

- Hola mamá- respondo yo ya comiendo una tostada y viendo aparecer por la puerta de la cocina a la persona nombrada.


Mi madre es… pelirrosa, igual que yo, y de ojos color miel. De joven fue muy guapa y rechazaba a chicos por doquier, hasta que encontró a mi padre. Eso dice mi madre que me va a pasar… cuando me enamore sólo pensaré en él y será mi mundo… si claro, cuando los cerdos vuelen…


Al final, terminé antes de comer que de pensar. Llevé los platos a lavarse y recogí las migas tiradas por la mesa.


- ¿Vas a salir? – me preguntó mi madre.

- Sí…- le respondí cogiendo mi móvil de encima de la encimera.

- Hoy tenemos yakisoba, takoyaki y de postre kakigori; así que ven pronto- me dijo dándome una visión mental de mi próxima comida.

- Está bien…- le contesté y salí.


Creo que Ino es telepática o algo… porque nada más salir de mi casa me envió un mensaje al móvil… y así siguió una conversación que ahora analizaré para que mi mente la pueda ver… ¿sabes qué mente?, creo que necesito un psicólogo de verdad…


- “Ey Saku, tas despierta?” – dijo Ino en su mensaje.

- “Nooooo, estoy dormida ¬¬”.

- “xD encerio… te iba a preguntar que si podíamos salir?”.

- “Lo siento Barbie… no soy lesbi UwU”.

- “No me refería de ese modo!! >.<”.

- “Ah ok, entonces vale x3!!”

- “Ven luego a mi casa O: es que ayer cuando te fuiste te olvidaste tu cuaderno”.

- “Ajá…”.

-“Que idiota olvidadiza eres x3!!”.

- “Y tú eres una Barbie Dx”.

- “Pelirrosa teñida!!, sabes que no me gusta que me digan así >o<”.

- “Serás…!!, hdp!!”.

- “O_O … que has dicho?, serás bestia…”.

- “Que crees que te dije? xD”.

- “Hija de pta…”.

- “Pues no -w- te llamé Helado De Pocholate y un toquecito de Pistacho x3”.

- “xDDDD!!, que sí que sí… pero haz lo que tengas que hacer y ven para acá”.

- “Ok, bye”.


Y ahí se terminó la conversación… que es un claro ejemplo de la tontería adolescente y de un gasto de saldo innecesario. Bueno, guardé el móvil en mi bolsillo y me fui a andar por el parque. Cuando llegué me senté en un banco y hice lo que esta mañana ni se me paso hacer… lo que no he hecho nunca en mi vida… pensar. Pensé en Ino y su arrolladora alegría de por la mañana, en mi madre y su natural saludo, en las tostadas… que estaban como siempre, y por supuesto en mi Cola-Cao que me sentó muy bien y ahora tengo energía para pensar estupideces.


Después de un rato inspeccionando mi mente decidí ir a ver a Ino, no sin antes comprar en la tienda un estuche de pintor con colores, dado que el mío está ya para tirarlo. Me levanté del banco y fui hasta la tienda de pinturas, que da la casualidad de que está en la calle de enfrente de parque.


Cogí de entre tantas y tantas estanterías de color gris separadas por diferentes secciones y pasillos lo que necesitaba y fui a pagar. La dependienta era una mujer mayor que me recibió con una sonrisa.


- Buenos días- me dijo cogiendo el estuche y pasándolo por la caja registradora.

- Buenos días- le contesté también con una sonrisa.

- ¿Te gusta pintar no?- me preguntó alzando la cabeza de su labor.

- Sí, me parece la mejor manera de relajarse- le dije dándole el dinero que costaba el objeto.

- Estoy de acuerdo contigo… yo también pinto cuando me siento frustrada y estresada- me sonrió y cogió lo que le ofrecía.

- Algún día me encantaría ver sus cuadros- la dije sonriendo.

- Y a mí los tuyos cariño- me sonrió dulcemente y metió en una bolsita el estuche dándomelo cuidadosamente.

- Hasta otro día- me despedí con la mano.

- Adiós- se despidió también.


Al salir de la tienda tuve que pasar por el parque otra vez, dado que la casa de Ino está a 10 minutos después del parque. Cuando estaba pasando el ruido de dos autos chocar me llamó la atención. Giré la cabeza para ver que había pasado y detrás de mí vi a un chico… como a 10 metros que miraba el accidente.


Era… no sé como describirlo… rubio… alto, musculoso, tenía una atracción extraña, parecía que mis ojos nacieron para mirarle, y mi corazón empieza a hacer una carrera hasta ahora desconocida para mí. Seguro que… veo el cerdo volando ahora…

Cuando después de comprobar que ya venía la ambulancia y las personas estaban atendidas… él se giró y nada más hacerlo sus grandes e hipnotizantes ojos azules me miraron. Nuestras miradas chocaron, verde y azul, chica y chico, sonrojo y… sonrojo. Aparté la vista nerviosamente y con las mejillas muy poco sonrojadas… pero saliéndose de mi palidez común; eché a andar jurando a kami-sama que no me le volviese a encontrar nunca más o no aguantaría las ganas de… hablarle, y parecería lo que siempre he intentado evitar, ser una adolescente sólo preocupada por los chicos.


Antes de ir con Ino decidí tomarme algo en una cafetería cercana, para que se me pasase el “mareo”. Pedí un helado de mochi y me lo comí despacio… aún cuando era pequeño. Pagué, salí y me encaminé a la casa de Ino, con paso cauteloso por si me había seguido o algo… Cuando llegué llamé a la puerta y esperé a que Barbie-chan me abriese.


Este día sería muy muy largo…



- [Aclaración: Sakura habla de su mente no porque le hable si no porque lo parece al describir tanto. La mente de Sakura es como si fuesemos todos los lectores del fic, ya que nos enteramos de lo que piensa.]